Viaje a San Sebastián a través de Africa (Ghana, Africa)

Esta noche he subido al autobús sin apenas pasar por casa. Después de una excursión, comida y cena en buena compañía, voy dispuesta a pasar durmiendo todo el viaje para no llegar agotada.

Dos minutos después de taparme, he descubierto a un señor de chocolate que sonreía frente a mí sin decir nada mientras señalaba el número de asiento; él ha convertido el tramo hasta tudela en un paseo por su país natal.

Ahora sé que el mejor clima de Àfrica está en el centro-este y que en Ghana casi todos conocen tres lenguas: inglés, ghanés y su dialecto tribal.rn La vegetación de África es alta, las puestas de sol inolvidables, en la reserva natural de Savana no se puede disparar a los elefantes… Esto lo sabe todo el mundo 😉 Pero hasta hoy nadie me había explicado que es en Etiopía donde utilizan elefantes para desplazarse, que existe un país donde los leones son animales domésticos, que en algunos sitios la vegetación esconde serpientes enormes capaces de engullir toda una vaca y desaparecer antes de que parpadees, y que para vivir en Ghana gastando poco dinero lo mejor es alquilar una habitación e ir al hotel sólo para comer.

Me lo ha contado Hassan, con tanto entusiasmo y tal cantidad de detalles, que a lomos de su nostalgia he podido conocer gente y pueblos de otro continente.

También he aprendido que los portugueses fueron los primeros blancos en llegar a África, y construyeron muchos castillos enormes con celdas para tener a los esclavos… Ahora son centros históricos.

Al preguntar a Hassan por los monumentos e historia de los que siempre vivieron en su país, me ha contado que su pueblo conserva algunos monumentos naturales y miles de leyendas. Los turistas se interesan más por los castillos portugueses y hoteles de lujo. De este modo, muchos visitantes americanos conocen el ‘gran árbol” (Bako gigantesto, con una milla de diámetro), pero muy pocos la historia del mercado sumergido en la costa de Ghana…

«Some people in Gnana know the legend of the market that dissapeared in a very small village of our coast a long, long time ago…»

Érase una vez un pequeño pueblo a la orilla del mar, en el que dos veces por semana había mercado, y la gente del lugar acudía a comprar frutas exóticas, regalos para sus famílias y enseres para trabajar. Nadie en el poblado sabía de dónde venían tantos mercaderes extranjeros. Un hombre decidió investigarlo, se adentró en la vegetación y permaneció oculto hasta que vió salir del mar unas figuras que se acercaban a la orilla cargando en la cabeza productos para vender, frutas, niños… y los siguió hasta llegar al mercado.

Dos días después les volvió a esperar, pero en esta ocasión salió de su escondite gritando ¡Os he visto! ¡Os he visto salir del mar! En aquel instante las figuras se desvanecieron bajo el agua para no salir nunca más.

«When the tide is low, you can see those foreign merchants turned rock in the beach of Ghana, with their fruits, children and full bags, just like they were surprised by that curious man in their way to the market.»

Cuando baja la marea en las playas de Ghana, pueden verse convertidos en roca los mercaderes extranjeros con sus frutas, sus niños y sus bolsas repletas, tal como les sorprendió aquel lugareño cuando se dirigían al mercado

To my new friend Hassan: Thank you for sharing your country, your shiny smile and beautifull legends with me. I’m sure you’re gonna get your dream, so have a good return trip to your sweet, missed home.