Nuk

Nuk sacó poco a poco la cabeza del «Cau» (madriguera); El invierno había acabado. Llevaba 6 meses ahí dentro, desde que los primeros vientos fríos de setiembre habían dejado una manta de hojas alrededor del arroyo donde pasaba su vida…

Los meses de invierno son negros, fríos, solitarios… Nuk sabía que no podía encontrar comida, que no podría jugar con otros animales, que no quedaba mucha vida alrededor cuando llegaba el frío… por eso pasaba dormido todo ese tiempo.

Ahora, cuando ya la luz del sol empezaba a calentar las rocas, cuando el aire que le llegaba por el agujero de la entrada contenía ya aromas de naturaleza, brotes de hojas, sonidos de pájaros que revolotean en busca de las primeras larvas…. ahora es cuando Nuk se despierta. Se despereza, estira los entumecidos músculos, se arranca con las garras las hojas y paja que se han pegado a su cuerpo durante todo este tiempo… y asoma la cabeza.

No sabe lo que se encontrará… pero huele bien, y el aire es puro. Es su primera hibernación en solitario, hasta ahora siempre tenía al lado a su progenitora, para darle calor, enseñarle qué frutas se pueden comer y cuáles no, y empujarle cuando tenía miedo de saltar de roca a roca para evitar un arroyuelo…

Ahora está sólo… comienza a andar ladera abajo, se muere de sed y corretea a la pequeña cascada que se forma en esta época justo debajo del montículo donde ha pasado tanto tiempo. Se moja toda la cabeza con el ímpetu que pone al sacar la lengua para saciar su sed, pero le viene bien para despejarse.

Comienza la vida de verdad para Nuk…. su instinto le dirá por dónde ir, qué hacer, cómo guarecerse de otras alimañas, y cómo elegir los mejores lechos para dormir. Seguro que correrá mil peligros, los que acechan a cualquier animal joven en este bosque lleno de todo tipo de sorpresas. Aprenderá, con tiempo, a elegir una pareja, a procrear nuevos lobeznos, a alimentarlos… aprenderá a vivir, seguro.

Qué más da si este invierno duró 6 meses, o 3 años? Lo que importa es que para Nuk llegó la primavera…