Por fin de nuevo en marcha!!! Aunque sea en avión… :-S
El principio del viaje fue un pelín accidentado: cola de cuatro horas largas para conseguir un pasaporte dos días antes, calor insoportable saliendo de Barcelona, tren averiado para ir al aeropuerto, compañía de vuelos tirando a cutrecilla y la que suscribe preocupada por el billete de avión (primera compra online a través de visa ajena).
Nada más dejar la ciudad condal las cosas empezaron a coger color: encontré a un grupo de colombianos divertidísimos de camino al Prat (aún me duele la garganta cuando me acuerdo de cómo hicimos el indio) y más tarde a un maño cuanto menos curioso que resultó venir a Bratislava en el mismo vuelo.
El aeropuerto de Bratislava es un chiringuito diminuto con una tele para ver los partidos de fútbol. Ni centro comercial, ni Duty free, ni lavabos enormes ni cambio de moneda… La verdad es que tampoco hizo ninguna falta, porque en apenas unas horas reencontré chófer, coche y guía turístico con los que aparecería en la siempreordenada Viena al día siguiente :D.