Ya casi habia olvidado qué se siente al tumbarse en el bosque y mirar el sol al través de hojas de pino, compartiendo aire verde con músicos de pico y pluma; esperar sin que la espera lleve a nada, en una calma tangible, a ver si pasa alguna ardilla y hace un alto en el camino para observar sus movimientos, como si de una obra de arte se tratara.
Sentir pequeñas ráfagas de viento, disfrutando la que pasa, el tiempo entre ellas, la siguiente.. sin que importe en qué momento estás, usando la ropa de almohada; con un buen libro al lado y una botella de té cerca, en alguna parte..
Sin echar en falta nada ni nadie.. levantarse e ir marchando sin prisa ni la sensación de estar dejando algo atrás, de que un buen rato termine; días de sol, un momento libre cuando realmente se quiere, y la inteligencia para recordar que todo ésto está ahí..
A veces no es necesario nada más.